En Atenea existía una joven mujer con una belleza extraordinaria, que causaba que todo aquel la mirara quedara admirado. Por esta razón era natural que tuviera muchísimos pretendientes. Su nombre era Medusa.
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Sucedió que un día, Poseidon, se encontró con ella y se enamoró. Así que, decidido a tenerla, la raptó en el templo de Atenas.
Atenea, al enterarse, desató su furia hasta el punto que tomo la decisión de maldecir a la joven Medusa. Esta maldición convirtió el cabello de Medusa en furiosas serpientes, además de convertir en Piedra a cualquier persona que la mirara fijo a sus ojos.